martes, 8 de enero de 2008

Juventud Cansada


Estamos en período de vacaciones, probablemente uno de los pocos momentos de la vida de un joven que va a estar fuera de este análisis porque el lugar del cansancio está en estos momentos ocupado por el aburrimiento lo que varía el enfoque del problema... un poco.

Basta con hacer la pregunta mágica “¿Cómo estás?” para darse cuenta de una verdad ineludible; nos encontramos con que escolares y universitarios luego de ser presionados un poco para sacarlos de la condicionada respuesta “bien” responden que están cansados, no solo un día a la semana o dos, sino todo el tiempo. Reflexionar sobre las consecuencias psico-sociales que acarrea este problema es tan interesante como analizar las causas de éste. Un buen amigo me contaba una vez que en la primera cátedra de un ramo humanista el profesor inició su clase pidiendo que levantaran la mano aquellos alumnos que querían cambiar el mundo. Para sorpresa del docente y mi compañero, de entre toda la multitud solo este último levantó la mano. Es que ser un joven cansado y revolucionario al mismo tiempo es una contradicción hasta biológica.

La actividad física cada día es menor así es que la fatiga es evidentemente mental, y la búsqueda de la etiología de ésta puede extenderse hasta abarcar cada detalle de las actividades que realizan o dejan de realizar los implicados. A modo delirante quizá pienso que la raíz de todo el problema está en que el ocio, el mismo que llevó hacia la evolución cultural, artística y humanista a tantas civilizaciones anteriores está desapareciendo poco a poco. Son los pensamientos que nacen en los momentos de ociosidad los que descansan y relajan. Es necesario para esto el uso de la mente, que es cada vez menos usada porque la realidad artificial pre-fabricada cubre cada detalle al punto que nada queda por descubrir, todo lo que llena las cabezas es entregado totalmente procesado dejando cesante, castrada y truncada toda capacidad intelectual.

Largas son las jornadas académicas que lejos de lograr entendimiento, obligan a memorizar toneladas de información que serán vomitadas por nosotros los estudiantes al rendir la prueba. Estos cerebros al llegar al hogar (debiera decir “casa”) en vez de ponerse en modo RELAJO, se pone en modo APAGADO cuando se enciende la TV y la entretención barata y llena de personas hermosas y cuerpos perfectos hace desaparecer todo lo demás. No hay cabida para nada que cree contradicciones ni sea difícil de entender, los libros complicados son simplemente evitados y los BEST SELLERS con sus historias planas y argumentos lineales, que no hacen otra cosa que generar sentimientos simples en los lectores son la elección primordial de aquellos que aún gustan de leer. Tenderse en la cama a mirar el techo mientras se hace una reflexión acerca de cualquier cosa (el mundo, la vida, los propios sentimientos, etc...) es concebido como un ejercicio estúpido y funesto que nada entrega, debido a la atrofia cerebral no es posible ya profundizar y toda reflexión se hace circular (círculos cada vez más pequeños) llevando a no descubrir cosas nuevas ni a entender mejor el mundo, que es lo que en definitiva abre la mente. La conclusión es simple: Lo real, aquello que genera conflicto, ya no va.


Actividades como la verdadera política, el verdadero arte, la verdadera religión, la verdadera música, etc., están siendo dejados de lado. Volvemos culturalmente a comportamientos tribales y quizá algún día seremos otra vez un mono, cosa que mirando comportarse a la multitud, me parece cada instante más posible.
Te toca!

1 comentario:

dijo...

Eso es lo que ahora se llama juventud. Algunos argumentan que aún nos queda la edad para certificarlo. Un patético carnet de identidad con nuestra foto, en la cual, por cierto, no estamos autorizados a aparecer con una sonrisa, teniendo como inevitable resultado una cara de mono.